viernes, 6 de mayo de 2011

Las Tradicionales e Historicas Puertas de acceso a Toledo

Historicamente, el acceso a Toledo , se hacía a través de difentes pasos. Bien se crearon para el paso de personas de tránsito como de mercancías. Sevían tanto de control de vigilancia como de aranceles de comercio. También, se destaca, que algunas puertas estaban enclabadas de acuerdo al barrio al que se acedía (musulman, judío o cristiano). Las principales fueron: Puerta Bisagra (antigua y nueva), Puerta de Valmardon, Puerta del Sol y Puerta de Cambrón.



Puerta Bisagra

La puerta de Bisagra, situada en el recinto amurallado, ha sido y es la entrada principal de la ciudad de Toledo. De esta función ya se conservan restos datados en el siglo X, durante la dominación musulmana. Con la expansión de la ciudad en el siglo XVI, y la construcción del Hospital Tavera fue necesario mejorar los accesos sustituyendo la vieja puerta por otra cuya construcción se inició hacia 1550, siguiendo las trazas dadas por Alonso de Covarrubias. Las obras debieron terminar hacia 1576 bajo la dirección de Nicolás Vergara el Mozo. Este espacio fue utilizado durante muchos años para controlar las entradas y salidas de personas y animales, para el cobro de impuestos sobre manufacturas y alimentos y para actividades festivas, protocolarias y militares. Hasta el año 1934 no se iniciaron las obras para abrir dos entradas laterales en la muralla y evitar así el continuo paso de tráfico rodado por la puerta del siglo XVI.




La puerta de Visagra está donde termina la calle Real del Arrabal. Al inundarse ésta fué abandonada la antigua que venía sirviendo de paso desde el siglo IX y está a los pocos pasos, a la izquierda, de la actual. Tenía su entrada por la calle de las Ariosas, es puramente árabe y se encuentra condenada desde el siglo XVI que la sustituyó la que se conoce.




La puerta de Alfonso VI o antigua de Bisagra era en época islámica el principal acceso a la ciudad desde la Vega. El vano de acceso fue construido posiblemente en el siglo X, pero su parte superior es de fecha posterior, no anterior al siglo XIII. Con la apertura de la puerta nueva de Bisagra, permaneció cerrada (sólo se abría en ocasiones especiales) lo que llevó a su paulatino abandono. Su limpieza, apertura y restauración definitiva no se produjo hasta el año 1905.





Esta puerta es la que mejor ha conservado su estructura islámica. Está compuesta por dos torres, rehechas en su parte superior, que flanquean un gran arco de herradura prolongada. A la altura de los salmeres lleva un dintel monolítico a manera de tirante, muy característico.



La más reciente de las dos está, en su puerta exterior, enmarcada por dos fuertes torreones cilíndricos, está realizada con sillares almohadillados, presentes también en su arco. Sobre ella se sitúa un magnífico escudo de Carlos V, coronado por un frontón triangular sobre el que descansa una estatua del ángel guardián. En los dos torreones que la protegen, rematados también con sillares almohadillados, se reproduce el escudo de la ciudad de Toledo.





Por donde según la tradición, entraron las tropas del rey Alfonso VI. Con esta acción finalizaba prácticamente el mandato de los reyes de Taifas de Toledo. La Reconquista o terminación (teórica) de la influencia árabe en el territorio político e histórico de la ciudad, ocurrió el 25 de mayo de 1085.







Consta de dos cuerpos separados por un pequeño patio de armas de forma rectangular, en el que se conserva una estatua del emperador Carlos V colocada en 1958.



La puerta lateral en la zona interior, la base y materiales, traza y condicionamiento de la parte exterior son los fragmentos de que debieron corresponder a la primitiva construcción árabe.














La fachada interior, que da a la ciudad, es de sillería. Un gran arco de medio punto formado por dovelas enmarca el vano de paso. El escudo de Carlos V, situado en su parte superior, está protegido por dos ventanas rematadas con frontones triangulares. Las almenas coronan esta fachada. Atravesando la puerta y ya en el patio de armas pueden contemplarse a cada lado dos torres cuadrangulares con chapiteles piramidales cubiertos con azulejos policromados.





Puerta de Cambrón

La puerta del Cambrón es una de las más antiguas de la ciudad, pues posiblemente ya existía durante la dominación visigoda. De los musulmanes sólo conserva su estructura. En el siglo XV era denominada como puerta de los Judíos por situarse junto al barrio hebreo. Entre los años 1571 y 1573, por orden del corregidor Gutiérrez Tello, fue reedificada casi por completo, y allanado el camino de acceso.





Los cambios posteriores fueron insignificantes, conservándose todavía las antiguas hojas de la puerta, chapadas de hierro. En 1936 sufrió algunos deterioros con motivo de un incendio durante la contienda civil, pero los daños fueron posteriormente restaurados.















En la fachada exterior, sobre la puerta de acceso, se situaba la vivienda del alcaide y de los encargados de recaudar los derechos municipales. Dos grandes arcos, a manera de balcones, flanqueados con dos ventanas, estructuran este cuerpo central en cuya parte superior está esculpido el escudo municipal (águila bicéfala entre medias de dos reyes en posición mayestática), coronado por un frontón partido.


































Las cuatro torres, culminadas con chapiteles de pizarra, están unidas entre sí por un almenado de ladrillo, salvo en la fachada exterior.














La fachada interior está estructurada en tres cuerpos. En el inferior se sitúa el vano de la puerta, enmarcado por un arco de medio punto entre dos columnas dóricas. En el cuerpo central junto con los cuatro vanos destinados a ventanas, coronados los dos inferiores con frontones partidos, sobresale el escudo real situado sobre una urna que contiene una talla de la imagen de Santa Leocadia, separada del escudo por la inscripción que hace referencia a la fecha de la construcción de la puerta.










La puerta consta de dos fachadas. Tanto la interior, situada frente al monasterio de San Juan de los Reyes, como la exterior, que da a la Vega, están rematadas con dos torreones laterales.






La Puerta del Sol




La Puerta del Sol era el principal acceso a la medina islámica desde el arrabal norte de la ciudad. Se la menciona por primera vez en el año 1216 aunque conserva pocos restos de su pasado islámico dado que fue reedificada por orden del arzobispo Pedro Tenorio (1375-1399) siguiendo las características arquitectónicas del mudéjar toledano. Hasta el siglo XVIII no empezó a ser conocida como puerta del Sol, haciendo referencia a uno de sus elementos decorativos.

En 1785 pierde su función principal al construirse un muro paralelo al del recinto tradicional que permitió desviar el tráfico que se dirigía a Zocodover por el exterior de esa puerta.




La puerta está estructurada en dos cuerpos coronados por merlones en donde se sitúa la azotea y una estancia a las que se accede por una estrecha escalera. Su defensa se basa en la existencia de buhardas, rastrillos y varios matacanes, además de la puerta. La portada, a imitación de otras cordobesas, incluye sobre un arco de herradura una composición relativa a la imposición de la casulla a San Ildefonso dentro de un medallón de mármol, enmarcado por un arco de herradura apuntado. Este elemento decorativo fue colocado en torno al año 1575, siendo corregidor de la ciudad Gutiérrez de Tello.

Por encima se sitúa una arquería ciega de arcos de herradura entrecruzados, y en su parte superior ella otra arquería de arcos polilobulados también entrecruzados. En el centro de los arcos ciegos se encuentra los restos de un sarcófago paleocristiano del siglo IV.




Puerta de Valmardón





La puerta de Valmardón era una de las que permitían el acceso a la medina islámica toledana. Su nombre musulmán indica que durante un cierto tiempo estuvo tapiada, al ser utilizado como paso principal la cercana puerta del Sol, más accesible y con menos pendiente. Sus restos más antiguos se datan en torno a los siglos IX y X, aunque los primeros documentos que la mencionan son de fecha posterior.
La pérdida de su valor defensivo significó la desaparición de la estancia superior y de sus primitivas torres posiblemente ya en el siglo XV. Por entonces se la conocía como puerta del Mayordomo o puerta de la Cruz y en ella vivía el corregidor de la ciudad. También fue cárcel y tuvo otras funciones.





Los Reyes Católicos la cedieron a Pedro Lasso de Castilla. En poder de sus descendientes, los Mendoza, estuvo hasta bien entrado el siglo XVIII. Después fue utilizada por el hospital de San Lázaro para cuidar a los enfermos de tiña, lepra y sarna. Desde finales del siglo XIX es usada como vivienda particular.


lunes, 25 de abril de 2011

El Artificio de Juanelo en Toledo

Esta historia me fascinó la primera vez que la oí y leí.

Sólo a partir de la segunda mitad del siglo XIX se consiguió que el agua llegara a algunas fuentes de Toledo de una manera regular y hasta bien entrado el XX se mantuvo la actividad del gremio de aguadores o azacanes, quienes, en cántaros reglamentados por el Ayuntamiento, hacían el reparto a domicilio en caballerías.

Retrocedamos unos siglos, hasta 1529. Carlos V, muy aficionado como se sabe a los artilugios mecánicos, publicó un edicto en el norte de la península italiana buscando un experto capaz de arreglar un raro reloj astronómico. El resultado fue que Juanelo Turriano, un artesano lombardo, entró al servicio del emperador y tal fue la afinidad entre los dos personajes que Juanelo se cuenta entre las pocas personas que acompañó a Carlos V durante su retiro en Yuste hasta su muerte en 1558, fecha en la que estaba ya avanzada la construcción en Toledo del nuevo palacio de Felipe II, que actualmente es el Alcázar de la ciudad.








Felipe II mantuvo a su servicio a Juanelo nombrándole Matemático Mayor y encargándole diferentes tareas, entre ellas la de construir un mecanismo que hiciera llegar a su nuevo palacio de Toledo el agua del Tajo. El reto no era nada sencillo: hacer subir el agua cerca de 100 metros en vertical con una pendiente media de 20 grados, usando sólo la energía proveniente del mismo río.




La verdad es que no se conoce mucha documentación, salvo un esquema elemental descubierto en 1998 que se cita más adelante, sobre planos o dibujos de la época que recojan detalles mecánicos de la máquina de Juanelo, probablemente tiene su razón en que la construcción del artificio no fue un proyecto “oficial” sino un contrato del propio Juanelo con el Ayuntamiento de Toledo, en el que el consistorio, escarmentado por el fracaso de otros proyectos para subir el agua a la ciudad, sólo se comprometió a pagarlo si finalmente se cumplía el objetivo de subir una cierta cantidad de agua de manera regular. Es decir, el artificio se construyó a expensas de Juanelo, sin los registros públicos de facturas y pagos que se hubieran generado, y se conservarían, de haber corrido con los gastos la corporación municipal.



No obstante, se conocen con certeza los aspectos más relevantes y significativos de su funcionamiento:

• El agua subía sin más energía que la aportada por unas ruedas verticales de paletas convencionales movidas por el agua del río.

• En la orilla del río había una noria al uso que subía el agua en vertical unos 15 metros.

• Desde lo alto de la noria y por gravedad el agua alcanzaba la parte inferior de un largo pasillo, encerrado entre dos paredes y tejado, de cerca de 300 metros de longitud que alojaba tanto el artilugio como una escalera para su mantenimiento.

• El tipo de mecanismo que discurría por este pasillo es sobre lo que hay más controversia, si bien no hay duda de que, en su camino hacia arriba, el agua se mantenía permanentemente a presión atmosférica, sin ser sometida a sobrepresión en ningún punto del recorrido.



Otros detalles sobre los que también hay seguridad por documentación fidedigna que se conserva son, por ejemplo:

• Que el funcionamiento del mecanismo era muy ruidoso, puesto que una ordenanza llega a prohibir su funcionamiento durante determinadas horas para permitir el descanso de quienes vivían en sus aledaños.

• La cantidad de madera que se utilizó en su construcción.

• Que a lo largo del recorrido había 192 cazos de latón

• Que el agua entraba en el Alcázar por la ventana del segundo piso del torreón situado al NE.

• Que el caudal de agua puesto en el Alcázar en la primavera de 1569 por el primer artificio era de 18.000 litros diarios.


En esta fotografía del año 2006 se indica la trayectoria aproximada que recorría el artificio desde el río hasta la entrada del agua al palacio del rey. (Foto: José María Moreno).











Si estuviéramos en 1970 diríamos que el Artificio de Juanelo fue una máquina parecida a la maqueta que hoy se conserva en la Diputación de Toledo. Esta maqueta fue el resultado de las investigaciones llevadas a cabo por Ladislao Reti (1901 - 1973) y presentadas en una conferencia en Toledo en 1967.







En la maqueta elaborada según el modelo de Reti pueden observarse tres partes:

• El módulo de la derecha es la noria inicial, que vierte desde su parte superior al comienzo de la primera torre elevadora de cazos oscilantes.

• El siguiente es el motor hidráulico generador de energía, la cual se transmite a las torres elevadoras mediante tirantes y forzantes, mecanismo de vaivén más eficiente y sencillo que el de rotación, y que permite una perfecta adaptación a los cambios de pendiente y dirección del camino de subida.

• Los dos módulos de la izquierda son las dos primeras torres de la serie que se repite hasta dar con el agua en el Alcázar. Cada una de estas torres tiene un sistema de cazos oscilantes que permite subir agua desde su plano inferior al superior. Obviamente, cada torre ha de tener su parte superior algo más alta que la parte inferior de la siguiente, de modo que el agua cae por gravedad desde la primera hasta la parte baja de la segunda. El croquis de la esquina inferior izquierda representa las dos posiciones extremas de los cazos en una torre.


Aunque la tecnología básica que se utilizó en el artificio está documentada en algunos de los teatros de máquinas de la época, el caso es excepcional por las enormes dificultades que Juanelo tuvo que superar para que esta tecnología funcionara en un ingenio de 300 metros de largo. Entre ellas, la de conseguir que el conjunto estuviera equilibrado. A este equilibrio estático hay que añadir, por ejemplo, que para que unos cazos tengan tiempo para verter en los otros es preciso que el movimiento de ambos se detenga durante un cierto tiempo, tiempo durante el cual el mecanismo de transmisión ha de seguir funcionando con suavidad.


La investigación de Ladislao Reti despierta la atención sobre una máquina que, estando siempre presente en la memoria de los toledanos, apenas había recibido atención de estudiosos y eruditos. Y desde entonces se han hecho varias aportaciones. Unas que argumentan a favor del planteamiento de Reti mejorando algunos aspectos, otras que son complementarias y también alguna que discrepa en mayor medida.

Desde el punto de vista documental, el descubrimiento más interesante en los últimos años ha sido el publicado por Ignacio González Tascón en 1998, con un dibujo de principios del siglo XVII, junto con una descripción en portugués.Su autor, Manuel Severim, se expresa de modo que es más que razonable suponer que tuvo la oportunidad de ver la máquina de Juanelo funcionando.



Fue precisamente el autor de la maqueta de la Diputación de Toledo, Juan Luis Peces Ventas, profesor y artesano, quien mostró su disconformidad con el modelo de Reti, realizando un nuevo modelo tomando como base el esquema de plano inclinado, al que su ingenio ha añadido notables sutilezas, unas para su mejor funcionamiento y otras para adaptarse a la documentación histórica existente.






Imagenes a destacar:




Primer documento en que se dibuja y sitúa en Toledo el Artificio. Es un plano de Ambrosio Bambrilla, fechado en 1585, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Se representa como un acueducto, cosa razonable si no fuera porque el agua fluía justamente al revés, detalle que el autor tuvo a bien considerar poco relevante.








En 1598 se publica en Alemania el V volumen de Civitates Orbis Terrarum, monumental obra cartográfica en seis volúmenes (1572 - 1617), que incluye una vista de la ciudad de Toledo. En ella, la única construcción que se rotula es El Ingenio, escrito en castellano y no el latín que es el que se usa en la obra. Es un detalle más de la extraordinaria importancia que se daba en Europa a la máquina de Toledo. Es posible que quien dibujó el plano tuviera un conocimiento real de su aspecto exterior, dado que representa en el río la obra de fábrica, que alojaba las ruedas de agua y la noria inicial, con un diseño que se asemeja a las fotografías existentes de la segunda mitad del siglo XIX.


Este es el único grabado que se conoce en el que el aspecto exterior del artificio se conserva por completo, está detallado y al que cabe atribuir verosimilitud. Es de alrededor de 1630, cuando ya el artificio no funciona pero todavía se mantiene la maquinaria en el interior de la construcción. Un detalle que puede pasar desapercibido es que el artificio se encarama a la ladera, atraviesa la muralla y desaparece tras los primeros edificios de la ciudad… para reaparecer en los aledaños del palacio, trepar hacia él y entroncar con la ventana del segundo piso de la torre.

En un trabajo relacionado con un intento de hacer navegable el río Manzanares desde Madrid hasta Toledo se recoge esta representación, datada en 1668. No es de interpretación fácil, si bien cabe considerar que el pasillo por el que discurría la maquinaria ha sido desmantelado, o está ya arruinado, y lo que se observa son las vigas de madera que soportaban la techumbre.









Fray Aparicio, 1753. Dibujado del natural según en el mismo se indica. Biblioteca de la Real Academia Española. Se observan los huecos de la muralla por los que entraba en la ciudad la máquina del agua.













Dibujo de Villeneuve, c.1825.Se conservan las ruinas próximas al río y el arranque del pasillo de subida.











Fotografía de Clifford, 1858. Enmarcadas por el puente de Alcántara, se alzan las ruinas que van a ser dinamitadas sólo dos lustros después, para instalar en su lugar una máquina de vapor y unas turbinas para bombear agua a la ciudad.














En el centro de la imagen, el edificio de las turbinas de Vargas en una postal de 1910-1915. Fue derribado en 1999, quedando la zona como está actualmente.






domingo, 24 de abril de 2011

Situación

Toledo, es ciudad imperial. En las historias siempre se la llamó cabeza de las Españas. Fue corte de los Godos y es capital de provincia con 206 pueblos. Contiene un magnífico templo catedral, gran número de parroquias, conventos, ermitas y muchos edificios. Todo muy digno de recomendación que más adelante describiré.

Esta ciudad disfruta de terrenos altos, ásperos, firmísimos e inexpugnables por ser fundada sobre una alta montaña de piedra dura y fuerte, cercada en su mayor parte por el famosísimo río Tajo, a forma de herradura que la deja en su centro. Las márgenes del río, antes y después de la ciudad, están coronadas y adornadas de frescas y hermosas arboladas, llenas de setos y huertas, con gran abundancia de árboles. Deja a la ciudad a la derecha de él, y por donde no la cerca el río, antes estaba cercada de firmes murallas.

Es ciudad sana, templada y de frescos y puros aires, y aunque está tan cercana al río, su gran altura la libra de inundaciones. Además, al estar edificada en cerros, con la pendiente de las calles corre el agua de las lluvias.

Para dar surtido de agua a la ciudad, acordó el Excelentísimo e Ilustrísimo Ayuntamiento de Toledo el traer el agua de las fuentes del Cardenal. Inaugurado en 1863. Así, se distribuyeron muchas fuentes por la población. Al resultar esta medida insuficiente, se acordó elevar las aguas del propio Tajo por medio de una máquina colocada en el mismo sitio que en otra época las elevó Juan Turiano (conocido por Juanelo) osea en los molinos del Artificio, próximo al Puente Alcántara. Tuvieron que construir un nuevo edificio y crear una nueva máquina. Inaugurándose en 1870. Sin embargo, debido a las grandes crecidas del río que causaban interrupciones y roturas de piezas, fué sustituida por otra de gran potencia en 1892, a la vez con varios dinamos que proporcionaban luz eléctrica a la población.

El artificio de Juanelo merece mención a parte y dedicarle una entrada en condiciones para que os deis cuenta de la que costaba, en Toledo, subir el agua a la ciudad. Como dijo Santa Teresa en una de sus visitas a Toledo: "¡Tener el agua en abundancia a sus pies y ser tan costoso subirla! ¡Tan cerca y tan lejos!"

Un saludo.

viernes, 22 de abril de 2011

Nuestras historias

Me gustaría escribir sobre maravillosas historias que ensalzan y dan brillo a nuestras vidas. Se ha dado el caso, por desgracia, que lamentar la pérdida de muchas por el transcurso de los siglos. La mayoría de los viajeros, forasteros que visitan nuestras ciudades, cuentan con poco tiempo y no disfrutan como deberían de las joyas que nos rodean.

Intentaré dar una sencilla y clara descripción, con datos más o menos fidelignos, de los lugares que conozco.

Guiado de mis mejores ideas y fiado en la indulgencia del público que sabrá corresponder a mis desvelos, perdonándome cualquier falta o negligencia en que pueda caer.